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Un día Blancanieves y los siete enanitos, ya que estaban agotados de tanto limpiar, decidieron ir al parque. Al salir de casa se encontraron con un pequeño conejito, que estaba triste porque no encontraba a su mamá.
Ellos quisieron ayudarle y se adentraron en el bosque. Allí la buscaron hasta que la encontraron y se pusieron muy contentos. También le pidieron que si podía ir con ellos al parque de atracciones.
Al llegar al parque todo fue genial. Fueron a ponerse mechas en el pelo y a pintarse la cara. Más tarde, se montaron en la rana, en el barco vikingo y en el tren de la bruja. Cuando se bajaron del tren Blancanieves se dio cuenta de que faltaban dos enanitos. ¡Eran Tímido y Perezoso!
Estuvieron buscando por todas partes, pero no estaban por ningún sitio. Estaban preocupados; el local estaba a punto de cerrar. Pero a Gruñón se le ocurrió mirar detrás de un árbol, ¡y allí estaban!
Tímido decía que se había mareado en el barco vikingo y se le ocurrió tumbarse un rato. Perezoso, que estaba muy cansado, decidió echarse también.
Ellos se alegraron y, por desgracia, ya se tenían que ir. Cuando llegaron a casa llevaron al conejito con sus padres, y de tantas pérdidas, decidieron hacer una fiesta.
Invitaron a todos los animales del bosque y estuvieron hasta el otro día.
Blancanieves prometió a los siete enanitos que el fin de semana irían otra vez al parque de atracciones.
Autora: Cristina Ruiz Ropero. Sexto de Primaria. Lagunillas
Hola Cristina:
ResponderEliminarLos alumnos de Fuente Grande de 5º y 6º han disfrutado mucho con tu historia. Esperamos pronto una nueva. Adiós.
Bueno... No está mal...
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